La fuerte lluvia no impidio que el ídolo juvenil enloqueciera con su música a los 60.000 asistentes en Sao Paulo.
09/10/2011 - 17:32
Ni la fuerte lluvia que comenzó apenas iniciado el concierto ni el corte de energía eléctrica que obligó a la organización recurrir a los generadores para dar continuidad al espectáculo opacaron el espectáculo del ídolo teen. Bieber salió al escenario vestido de negro y rojo, con 20 minutos de retraso y, la cuenta regresiva, arrancó una oleada de histeria juvenil con Love Me, sumada a una confesión que intensificó los suspiros y multiplicó las lágrimas: "Aunque continuase lloviendo yo estaría aquí. Haría cualquier cosa por mis fans, cualquier cosa por verlos sonreír".
Con One Less Lonely Girl el músico repitió el recurso usado en los anteriores recitales en Río de Janeiro, entregando un ramo de flores a una entrenada fan, que sentada en un banco en el palco, aguardaba el momento de ser acariciada por su ídolo y recibía las miradas celosas de las millares de jóvenes que lo hubieran dado todo por estar en su lugar.
Los temas Never Say Never, That Should Be Me, Down to Earth y un cover en música y danza con sospecha de play back de Wanna Be Starting Something, de Michael Jackson, cerraron el espectáculo con llantos y cataratas de papel picado y mojado por la lluvia.
Luego del show que presentará en la noche de hoy otra vez en el Morumbi, Bieber partirá rumbo a Porto Alegre, donde dará su último recital en Brasil, como parte de su Tour My world, que lo llevará a Chile el próximo 15 de octubre.
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